En la Misa se ofrece "un sacrificio puro, un sacrificio santo, un sacrificio inmaculado". Sacrificio es un bien terreno, algo que me pertenece y que dejode usar para ofrecerlo a Dios. El sacrificio existe en todos los tiempos, en todos los pueblos y religiones, es el acto cultural por excelencia. La unión más íntima que puede darse entre Dios y el hombre se realiza en el sacrificio. pero la necesidad de ofrecer sacrificios a Dios le viene al hombre de aquella otra necesidad de aplazar la justicia divina ofendida por sus faltas. En vez e ofrecerse el hombre en holocausto por sus maldades, toma un animal, lo inmola, y pide a Dios que se digne aceptar la muerte y destrucción de ese animal en expiación de las propias culpas.
Pero la vida de un animal no puede satisfacer a Dios por las penas debidas a las transgresiones de los hombres. El animal no puede sustituir completamente al hombre, ser dotado de inteligencia y voluntad. el sacrificio de una animal es, no obstante, exponente de la gran ansia de la humanidad de ofrecer un sacrificio perfecto. sabiendo que no puede lograrlo, el hombre hace cuanto puede.
Jesucrito, empero, Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, realiza sobradamente el sacrificio perfecto. Dios no podía morir, por eso es necesario que el Hijo de Dios tome nuestra naturaleza y nuestra forma. como homre, Jesucristo satisface a Dios por los pecados del mundo. como Dios, Jesucristo ofrece un sacrificio de infinito valor. su muerte en la Cruz es el sacrificio completo y acabado de toda reconciliación.
Jesucristo ha instituído el sando sacrificio de la Misa y lo ha confiado a su Iglesia. En la última cena instituye como sacramento anticipadamente el mismo sacrificio que al otro dia se realizará en el Calvario. La Misa no hace sino actualizar ese único sacrificio. La Mesa y el Gólgota son ahora el altar. Gólgota porque en él se inmola la víctima; Mesa porque la Misa es un banquete en el que se nos da el pan del cielo, "el pan de la vida eterna y el cáliz de perfecta salud".
1. La Santa Misa da fuerzas al alma para batallar contra los enemigos.
Perdona los pecados veniales. mitiga el aguijón de la carne y aumenta la
castidad. Acrecienta el fervor de la caridad. Da valor para sufrir las
cosas adversas y llena el alma de todas las virtudes. (Santo Tomás de Aquino).
2. El que oye devotamente la Santa Misa y está exento de pecado mortal (
pues las obras realizadas en enemistad con Dios son muertas o no
merecedoras de premio de vida eterna) merece más que si hiciera una
costosa y muy sacrificada peregrinación (como en siglos pasados) por
todo el mundo y diese todos sus bienes a los pobres. (San Bernardo).
3. Si uno, cuando asiste o celebra la Santa Misa, reflexiona sobre su
valor infinito y, en consecuencia, tiene formal intención de glorificar
con ella lo más posible a Dios, mediante el ofrecimiento del Sacrificio
de Jesucristo , que es de mayor mérito que el de todos los mártires
juntos. "merece más que si ayunara a pan y agua todo un año y que si se
azotara hasta derramar toda la sangre de sus venas y rezara trescientas
veces el Salterio" ( San Alberto Magno).
4. Es el sufragio más eicaz para los difuntos, según lo demostró el caso
de una hermana de San Vicente Ferrer, llamada Francisca, que murió y su
alma se apareció al Santo, revelándole que había sido sentenciada a
sufrir en el Purgatorio hasta el Día del juicio final; pero como en
seguida San Vicente le aplicase las Treinta Misas Gregorianas, volvió a
aparecérsele al concluirlas, para agradecerle tan poderosísimo sufragio,
en virtud del cual Dios le perdonaba todas sus penas y volaba ya
gloriosísima al Cielo.
5. "Más vale una Misa oída en vida" cuando todavía podemos con ella
aumentar enormemente nuestros méritos y la correspondiente gloria
eterna, que "mil misas que a favor e la misma persona se le aplicaran
-ya sin méritos de esta- después de su muerte" (San Anselmo).
6. "Más honra a Dios una sola Misa -sobre todo si en ella comulgamos con
la expresa intención de amara, mediante Cristo, infinitamente al
Altísimo, es decir, de vivir por Cristo como Cristo vive por el Padre,
que todas las demás obras -no revalorizadas con la Eucaristía- por
fervorosas que sean ( San Claudio de La Colombiére).
7. Quien asiste devotamente a la Santa Misa alcanza grandes auxilios
para no caer en pecado mortal y, si la oye entera cada día, no le
faltará el alimento o sustento necesario para su cuerpo (San Agustín).
8. El Santo Sacrificio de la Misa -al quedar Dios por él desagraviado de
nuestros pecados merecedores de castigos contra la salud, etc. -es, en
cierto modo equivalente, "medicina para sanar enfermedades" (San Cipriano).
9. Si una mujer embarazada asiste a Misa siempre y cuando ello le sea
posible, tomándose un poquito de molestia como mayor se la tomó la
Virgen al viajar a Belén para dar a luz allí al Redentor, "podrá obtener
grandes auxilios en los dolores de su parto" (San Beda el Venerable).
10. Todos los días -dijo San Gregorio- es que uno oiga devotamente la
Santa Misa podrá esperar fundadamente verse libre o preservado de "muy
grandes males y peligros de alma y cuerpo" a semejanza de como los
israelitas se libraron e ángel exterminador porque untaron sus puertas
con la sangre del cordero pascual, símbolo e Jesucristo, verdadero
Cordero de Dios que quita los pecados el mundo; mereciendo al mismo
tiempo una muerte muy feliz, ya que el Señor reveló a Santa Matilde: "En
verdad te digo que a quien devota y diligentemente (en gracia de Dios)
asiste a Misa, le enviaré para su consuelo y defensa, y para cirtejo
autorizado de su alma en la jornada, tantos nobles palaciegos de mi
Gloria entre mis Santos, cuantas Misas tenga así oídas en la tierra" (Santa Matilde).
11. Cuando se celebra la Misa, numerosas almas salen del purgatorio. (San Jerónimo).
12. Mientras se dice la Misa por un difunto, el fuego que lo atormenta suspende su energía, los infieles se convieren a la fe de Cristo, y los justos que se afirman en gracia de Dios. (San Gregorio).
13. El que oye la Misa devotamente lo consigue todo el mismo día. Lo que no alcace durante la Misa, difícile s que lo consiga en otro momento. (San Juan Crisóstomo).
14. Si una mujer embarazada oye Misa, podrá esperar grandes auxilios en los dolores de su paro. (Venerable Beda).
continuará...