SAN PIO DE PIETRELCINA


Pío de Pietrelcina O. F. M. Cap., también conocido como Padre Pío (Pietrelcina, 25 de mayo de 1887 – San Giovanni Rotondo, 23 de septiembre de 1968) fue un religioso capuchino y santo italiano. Famoso por los hechos sobrenaturales que se le atribuyen, como estigmas, curaciones, bilocaciones y lectura de conciencias a los que iban a confesarse con él. Fue beatificado el 2 de mayo de 1999 y el 16 de junio del 2002, Juan Pablo II lo canonizó bajo el nombre de San Pío de Pietrelcina.



ORACIÓN

Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz".

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros.
Lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.




POR LOS ENFERMOS

Santo padre Pío, ya que durante tu vida terrena mostraste un gran amor por los enfermos y afligidos, escucha nuestros ruegos e intercede ante el Padre misericordioso por los que sufren. Asiste desde el cielo a todos los enfermos del mundo; sostiene a quienes han perdido toda esperanza de curación; consuela a quienes gritan o lloran por sus tremendos dolores; protege a quienes no pueden atenderse o medicarse por falta de recursos materiales o ignorancia; alienta a quienes no pueden reposar porque deben trabajar; vigila a quienes buscan en la cama una posición menos dolorosa; acompaña a quienes pasan las noches insomnes; visita a quienes ven que la enfermedad frustra sus proyectos; alumbra a quienes pasan una "noche oscura" y desesperan; toca los miembros y músculos que han perdido movilidad; ilumina a quienes ven tambalear su fe y se sienten atacados por dudas que los atormentan; apacigua a quienes se impacientan viendo que no mejoran; calma a quienes se estremecen por dolores y calambres; concede paciencia, humildad y constancia a quienes se rehabilitan; devuelve la paz y la alegría a quienes se llenaron de angustia; disminuye los padecimientos de los más débiles y ancianos; vela junto al lecho de los que perdieron el conocimiento; guía a los moribundos al gozo eterno; conduce a los que más lo necesitan al encuentro con Dios; y bendice abundantemente a quienes los asisten en su dolor, los consuelan en su angustia y los protegen con caridad. Amén.






Algunas historias del Padre Pío

NIÑOS Y CARAMELOS

“Hacía tanto tiempo que no iba a visitar al Padre Pío que me sentía obsesionada por la idea de que se hubiera olvidado de mí. Una mañana, después de haberle confiado, como de costumbre, mi hija bajo su protección, fui a Misa. De regreso, encontré a la pequeña saboreando un caramelo. Sorprendida le pregunté quién le había dado el “melito”, como ella llamaba a los caramelitos, y muy contenta me señaló el retrato del Padre Pío que dominaba sobre el corralito donde dejaba a la pequeña durante mis breves ausencias.

No di ninguna importancia al episodio y no pensé más en él. Después de algún tiempo, no logrando sacarme de la cabeza la idea de que el Padre Pío se hubiera olvidado de mí, pude finalmente ir a visitarlo. Inmediatamente después de la confesión, cuando fui a besarle la mano, me dijo riendo: “...¿también tú querías un “melito”?”.


EL VIGILANTE Y LOS LADRONES

“Unos ladrones merodeaban en mi barrio, en Roma, y esto me impedía ir a visitar al Padre Pío. Al final me decidí después de haber hecho un pacto mental con él: “Padre, yo iré a visitarte si tú me cuidas la casa...”.


Una vez en San Giovanni Rotondo, me confesé con el Padre y al día siguiente, cuando fui a saludarle, me reprendió: “¿Aún estás aquí? ¡Y yo que estoy sudando para sostenerte la puerta!”.


Me puse de viaje inmediatamente, sin haber comprendido qué había querido decirme. Habían forzado la cerradura, pero en casa no faltaba nada.”



Oración
Compuesta por Padre Pío para rezarla después de la Comunión.


Has venido a visitarme
Como Padre y como amigo
Jesús, no me dejes solo.
¡Quédate Señor conmigo!

Por el mundo envuelto en sombras
Soy errante peregrino
Dame tu luz y tu gracia
¡Quédate Señor conmigo!

En este precioso instante
Abrazado estoy contigo
Que esta unión nunca me falte
¡Quédate Señor conmigo!

Acompáñame en la vida
Tu presencia necesito
Sin ti desfallezco y caigo
¡Quédate Señor conmigo!

Declinando está la tarde
Voy corriendo como río al
hondo mar de la muerte.
¡Quédate Señor conmigo!

En la pena y en el gozo
Sé mi aliento mientras vivo
Hasta que muera en tus brazos
¡Quédate Señor conmigo!


AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

La presente Novena la recitaba diariamente padre Pío por todos aquellos que solicitaban sus oraciones. Se invita pues , a los fieles a recitarla también diariamente confiando en la intercesión de San Pío de Pietrelcina.

1. O Jesús mío que dijiste "en verdad os digo, pedid y recibiréis, buscad y hallareis, llamad y se os abrirá" He aquí que, confiado en tu Palabra divina, llamo, busco y te pido la gracia......

Padre Nuestro, Ave María, Gloria
Sagrado Corazón de Jesús en ti confío

2. O Jesús mío que dijiste:"en verdad os digo: todo lo que pediréis a mi Padre en mi Nombre, El os lo concederá" He aquí que, confiado en tu Palabra divina, pido al eterno Padre en tu Nombre la gracia de....

Padre Nuestro, Ave María, Gloria
Sagrado Corazón de Jesús en ti confío

3. O Jesús mío, que dijiste "en verdad os digo: los cielos y la tierra pasarán, mas mis palabras
no pasarán"... He aquí que, confiado en la infalibilidad de tu Palabra divina, te pido la gracia....

Padre Nuestro, Ave María, Gloria
Sagrado Corazón de Jesús en ti confío

O Sagrado Corazón de Jesús infinitamente compasivo con los desgraciados, ten piedad de nosotros pobres pecadores y concédenos las gracias que te pedimos por medio del Inmaculado Corazón de María, nuestra tierna Madre.

San José , padre adoptivo del Sagrado Corazón de Jesús ruega por nosotros.
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Saint Pio (Pius) of Pietrelcina, O.F.M. Cap., (25 May 1887 – 23 September 1968) was a Capuchin Catholic priest from Italy who is venerated as a saint in the Catholic Church. He was born Francesco Forgione, and given the name Pius (Italian: Pio) when he joined the Capuchins, thus he was popularly known as Padre Pio. He became famous for his bearing the stigmata. On 16 June 2002, he was canonized by Pope John Paul II.


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